La verdad sobre los anticelulíticos

La verdad sobre los anticelulíticos

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Los tratamientos anticelulíticos es algo que todas tenemos en mente en cuanto empezamos a pensar en la operación bikini, pero cuando realmente nos planteamos el comenzar con un tratamiento, nos asaltan un montón de dudas sobre si serán efectivos o no y sobre qué tratamiento podemos comprar que se adapte a nuestro bolsillo, porque la verdad, la diferencia de precios entre unas marcas y otras es considerable.

La realidad es que no todas las celulitis son iguales y por lo tanto no todos los tratamientos son igual de efectivos. Hay un tipo de celulitis “superficial” que es provocada por la falta de ejercicio, el consumo de grasas y sales, el beber poca agua etc… Esta celulitis es relativamente fácil de tratar y hay muchos productos en el mercado que nos pueden ayudar, pero siempre deberemos de tener en cuenta la edad, la constitución y que únicamente el tratamiento no puede hacer milagros, por lo que deberemos colaborar con algunos buenos hábitos que iremos explicando.

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Hay celulitis más severas, que vienen provocadas por el sobrepeso o por procesos hormonales que tienen mucho que ver con la edad, que son más difíciles de resolver, pero no por ello es imposible.

A la pregunta de si los tratamientos anticelulíticos funcionan, la respuesta es sí, funcionan, pero deberemos escoger bien el producto que nos va a cada una de nosotras. Con los anticelulíticos pasa algo parecido a los tratamientos antiarrugas, funcionan, pero debemos dar con el que realmente ofrece una solución a nuestro problema.

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Y hay otra pregunta inevitable ¿son mejores los tratamientos anticelulíticos en función del precio? La respuesta es no. No por ser más caros son mejores o más efectivos, todo depende de la fórmula. Podemos encontrar anticelulíticos con fórmulas muy similares y una gran diferencia de peso, en ese caso, yo siempre opto por el más económico, pero puede dar el caso de que el precio sí varíe en función de los ingredientes de la fórmula y eso es lo que debemos tener en cuenta.

Marga G.-Chas Ocaña



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