La protección solar es fundamental
Aunque los baños de sol son realmente beneficiosos para nuestra piel, nuestro cuerpo, nuestra belleza y sobre todo, para nuestro estado de ánimo, no debemos de olvidar que tomados en exceso o sin la protección y preparación adecuada pueden tener efectos, cuando menos, molestos, como la aparición de manchas y rojeces.
Para evitarlo, no debemos olvidar nunca una correcta protección de nuestra piel. Una de las formas de hacerlo es mediante la alimentación, ya que podemos aportar a nuestro cuerpo una serie de nutrientes, como las vitaminas y otras sustancias, que actúan desde el interior y que son unos aliados perfectos para un buen moreno y una perfecta salud de nuestra epidermis.
Debemos cuidar nuestra hidratación, tanto interior como exterior, para prevenir la sequedad, que es uno de los factores que acelera el envejecimiento de la piel; una buena alimentación contribuye a una piel nutrida y saludable, por lo que debemos cuidar los aportes vitamínicos. El llamado batallón antioxidante, formado por las vitaminas A, D y E es esencial para la prevención de los síntomas de la edad, manteniendo la elasticidad, la tersura y el brillo; las podemos encontrar en los cítricos, fresas, melón, sandía, kiwi, melocotón, en la zanahoria y en verduras como espinacas y acelgas.
Aún así nunca debemos olvidar la utilización de protectores solares de uso tópico en cualquiera de sus formas: cremas, lociones, aerosoles o aceites, con un factor de protección que eviten lesiones o quemaduras por exposición a los rayos solares.
Ojo con caer en errores comunes a la hora de aplicarnos los protectores: el factor influye en el tiempo de duración, no en la capacidad protectora; es importante escoger un producto que sea adecuado a nuestro tipo de piel y aplicarlo uniformemente, sin dejar concentraciones; los protectores no producen manchas en la piel ni impiden el bronceado, simplemente inhiben el tipo de rayos que pueden ser negativos para nuestra piel.
Marga G.-Chas Ocaña