Haz la cama cada día y ganarás en salud

Haz la cama cada día y ganarás en salud

Os estaréis preguntando el motivo del título del artículo y la relación entre un hecho como hacerse la cama y la salud. Aunque no lo creáis, existe una relación de responsabilidad y orden que acaba repercutiendo indirectamente en otras facetas de nuestra vida como las relacionadas con la nutrición y la salud.

cama

Todos tenemos en mente que beber agua diariamente en las cantidades recomendadas, así como mantener una dieta equilibrada cuidando los tuppers que nos llevamos al trabajo son pautas de una vida sana. Y para convertir una vida sana además en una vida activa debemos incluir dosis diarias o cuanto menos habituales de actividad física o deporte. Salir a caminar a buen ritmo también puede ser una actividad física si se hace a diario y en horarios de más de 25 minutos continuados. Así que rellenemos el botellín con el dispensador de agua de la oficina, de casa o el gimnasio y salgamos a pasear con algún amigo o amiga mientras nos ponemos al día de todo lo acaecido en las últimas horas.

¿Qué tiene que ver el hacerse la cama con todo ello?

El rigor y la predisposición a hacer bien las cosas. Cuando tenemos un ritmo de vida desordenado o somos presa del estrés, la cama es lo último en lo que pensamos. Como mucho lanzamos la manta por encima a modo de disimulo y salimos disparados a la cocina para acabar de prepararnos un rápido desayuno, beber un vaso de agua rápido del dispensadorde agua o la garrafa y marchar al trabajo.

Es por ello que establecer pautas de orden pese a situaciones de crisis puede ser una forma de combatir los problemas y hacernos psicológicamente más fuertes. Una persona que pese a todo se hace la cama con esmero es una persona capaz de tomar este ejemplo como una analogía a la hora de beber más agua en la oficina, empezar una dieta más equilibrada o marcarse unas pautas para salir a correr o hacer ejercicio. Podría parecer un soporte banal pensar en hacerse la cama para emprender situaciones más próximas a la voluntad, pero los pequeños gestos apoyan un esfuerzo mayor y de ahí la importancia de controlar los pequeños hábitos.

Si somos perseverantes en las pequeñas cosas, luego cuando nos encontremos con un reto mayor tendremos mejores hábitos y armas para hacerlo nuestro y conseguirlo con rapidez y menor esfuerzo.



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *