Loellmann y el Surrealismo
Entrar en una habitación con alguna de las piezas únicas de Valentín Loellmann e imaginarnos a Dalí, recostado en su famosísimo ‘Sofá de Labios de Mae West’ (1936-1937) señalándola con su bastón y exclamando SU-RRREA-LISSSS-MO, es todo uno.
Porque los trabajos de Loellman tienen, en el 2012, todas las características de la factura surrealista sin que realmente lo sean, porque lo que realmente guía la mano de Loellmann a la hora de crear no es ninguna tendencia estética ni artística, sino el respeto por los materiales con los que trabaja, a los que concede el mismo trato que si de organismos vivos se tratara.
El acto creativo se basa, para Loellmann, en la libertad y sus técnicas de trabajo nos remiten a la artesanía más tradicional. Esta conjunción tiene como consecuencia unas piezas absolutamente personales, únicas originales, que en muchas ocasiones parecen estar más relacionadas con lo animal que con lo material.
Cada una de las piezas siente atracción por las demás. Al verlas juntas se siente la energía que fluye entre ellas, como si hubiesen sido creadas como piezas de puzzle de una única pieza primigenia, cuya única razón de su desmembramiento sea el tener la obligación de adaptarse a nuestras pequeñas e insignificantes casas.
Lo que queda patente sólo con ver una de las creaciones de Loellmann es que cada una de ellas, por separado, tiene la capacidad de crear ambiente y dotar de estilo a la habitación más insignificante. Son ese tipo de piezas alrededor de las cuales se puede elaborar todo un plan de decoración parade una casa, que llegará a alcanzar, gracias a ella, la categoría de única.
Valentin Loellmann lleva los tres últimos años triunfando con sus colecciones limitadas por donde quiera que pasa: Francia, Alemania, Holanda, Austria, enla Semanadel Diseño de Milán, Suecia, Bélgica, Suiza, Nueva York… y estos son sólo algunos de los lugares en los que ha sido elogiado o galardonado.
Marga G.-Chas Ocaña