Juguetes interactivos, el mejor regalo
Ahora que se acerca al temporada de los regalos de Navidad, empieza la eterna lucha entre lo que los niños quieren, lo que los padres pueden y lo que realmente les conviene.
El juguete es un elemento indispensable en el desarrollo del niño, estimula su atención y el aprendizaje, mejora las relaciones con otros niños y con adultos y además es una fuente inagotable de conocimiento. No hay mejor manera y más fácil de aprender que jugando y para ellos están disponibles en el mercado un sinfín de juguetes interactivos que son, por un lado el regalo ideal y por otro una estupenda herramienta de entrenamiento para los sentidos, memoria e inteligencia de los peques.
A la hora de escoger un juguete, es muy importante fijarnos en el rango de edad para el que está recomendado, pues suelen estar creados conforme a las capacidades de los niños de esa edad. Si escogemos un juguete recomendado para niños de edades superiores o inferiores corremos el riego de que el bebé no lo entienda o que lo encuentre demasiado fácil y le aburra pronto, en cualquiera de los dos casos supondría el fracaso del juguete y no es eso lo que queremos.
Muchos juguetes están diseñados para cumplir unas funciones concretas en el desarrollo de las capacidades del niño. Así, podemos encontrar juguetes que estimulan sus habilidades y capacidades motoras, otros que están orientados a facilitar el aprendizaje y comprensión, tanto visual como sonora o intelectual y muchos juguetes didácticos son una gran ayuda para aprender a manejar volúmenes y formas.
Lo habitual es que los juguetes estén diferenciados por rangos de edad, acordes con el desarrollo del niño; los juguetes para bebés entre 0 y 6 meses, etapa en que los bebés permanecen la mayor parte del tiempo acostados y su movilidad es limitada, están pensados para estimularles y provocar que interactúen con lo que les rodea, por eso sus juguetes son llamativos, de colores brillantes, para que se fijen en ellos, blanditos, para que nos les dañen y suelen tener sonidos que, en muchos casos, se inician con el contacto, para que les sirva de estímulo a la acción.
Estos juguetes suelen ir sujetos a las cunas, sillas o cochecitos, adaptándose a todos los modelos, para que sirvan de distracción al bebé durante sus ratos de reposo.
Marga G.-Chas Ocaña